Una celebración, un aquelarre y una fiesta pagana. Eso y mucho más es Salamanca, el nuevo disco de la banda ecuatoriana, Sexores.
Diez años de trayectoria se dicen fáciles, sin embargo, la realidad es totalmente distinta, sobre todo, si los llevamos al plano musical. Durante diez años o incluso en menos tiempo, hemos visto a miles de bandas desintegrarse, a otras cambiar una y otra vez de integrantes y sólo a algunas pocas las hemos visto triunfar, establecerse y madurar musicalmente. Precisamente, este último ha sido el caso de Sexores, una banda ecuatoriana que a base de new wave, synth pop y darkwave ha logrado romper fronteras y trasladar su música a cada rincón de Latinoamérica y parte de Europa.
Aunque el camino para el dúo, encabezado por Emilia Bahamonde y David Yepez, no ha sido para nada sencillo, desde el lanzamiento de su primer álbum, Amok & Burnout (2011), ambos tomaron la difícil decisión de abandonar el nido y dejarse transportar por la música a cualquier parte del mundo. Más temprano que tarde, esta aventura musical los llevaría a España, donde grabarían su segundo disco, Historias de Frío (2014), y tan solo cinco años después, la vida y la música los traería a México con la experiencia, la sabiduría y la madurez que sólo otorga el paso del tiempo.
Por supuesto, adaptarse a distintos modus vivendi y adentrarse en diferentes culturas alrededor del mundo, genera un cúmulo de conocimiento maravilloso. De hecho, Sexores retoma gran parte de este nuevo conocimiento en su cuarto y más reciente disco, Salamanca, inspirado completamente en historias de brujas, leyendas, tradiciones orales y libros mágicos que han conocido en los últimos años y que de alguna u otra forma han marcado un antes y un después en sus vidas.
Este complejo ejercicio de reinterpretación mitológica forma una colección de cuentos y leyendas nunca antes escuchada la cual, además de tener pasajes lúgubres y oscuros, también se transforma en una experiencia bastante enriquecedora, pues abre un portal que nos permite conocer distintas tradiciones y formas de pensamiento a través de diferentes épocas de la humanidad.
Con todo y estas virtudes, Sexores no se limita exclusivamente a contar historias, realmente, la principal virtud de Salamanca es que parte de lo general y lo antiguo para terminar aterrizando en temas personales y problemáticas actuales. De esta forma, honran la memoria de millones de mujeres asesinadas, perseguidas y reprimidas injustamente a lo largo de la historia por diferentes sistemas de gobierno e instituciones claramente patriarcales.
Canciones como «Mistress of the Marble Hill» y el primer sencillo del disco, «The Depressing Sounds of the Witch», son cantos que evocan a la libertad y a la reivindicación de la figura femenina, condenando acontecimientos históricos atroces como La Caza de Brujas que comenzó a mediados del Siglo XV y que terminó con la vida de cerca de 70 mil personas en Europa, (siendo el 75% de ellas mujeres), y retomando casos específicos como el juicio de Alice Kyteler, quien fue la primer persona en ser acusada y condenada de brujería en Irlanda.
Si bien, cada elemento que conforma Salamanca es resultado de un exhaustivo trabajo de investigación por parte del dúo, a la vez, se trata de una obra colectiva en la que siete artistas latinoamericanas aportan su granito de arena para crear un sonido auténtico salpicado de darkwave y synth pop con tintes experimentales; algunos llenos de nostalgia y melancolía; y otros repletos de ingredientes futuristas y vanguardistas.
Por muy raro que parezca este rompecabezas musical, todo cobra sentido desde los primeros minutos del disco. Los tracks iniciales que hablan acerca de los principios de la magia roja, «Volantia», «Decretism» y «Posism + Tiraclaurism», también marcan el ritmo y la tendencia sonora de Salamanca. La primer canción con ritmos pop alegres, bailables y pegadizos; la segunda con una atmósfera más suave, lenta y experimental; y la tercera se convierte en un viaje instrumental impredecible y tenebroso que muestra una faceta nueva de Sexores.
Incluso los temas instrumentales breves como «Aqueronte» y «Death by Burning», que en apariencia solo sirven como puentes musicales para conectar cada una de las historias del álbum, no llegan a desentonar en ningún momento y hacen que la transición entre canciones, atmósferas y cuentos se sienta totalmente natural. El resto de temas instrumentales hablan por sí solos y cuentan mucho a través de sus sintetizadores y sonidos distorsionados, ideales para musicalizar una noche de insomnio y ansiedad.
Desde la enigmática portada diseñada por la artista visual australiana, Amy Haslehurst, hasta la última canción del disco, Salamanca es en todo momento un ritual, una fiesta pagana y una celebración musical sin límites que significa el fin de un largo ciclo de diez años para Sexores y, probablemente, también inaugure una nueva etapa y una nueva aventura para el dúo ecuatoriano.