Con letras críticas y un trabajo de cuerdas sobresaliente, Fad demuestra lo que la escena musical de Dublín es capaz de hacer.
Oír a esta banda evoca casi inmediatamente a un sentimiento de familiaridad indescriptible, es como si emergiera de entre tus recuerdos una de esas canciones que alguna vez llegó a tus oídos, pero jamás lograste conocer su nombre.
Con un estilo que mezcla rock, indie pop, post punk, dream pop y más, la banda conformada por Daniel O’Kelly, Kilian O ‘Kelly, Emma Hanson, Peader Kearney y Gary Wickham, saca a la luz su álbum debut, el cual es un pequeño recorrido por gran parte de su carrera.
Silverbacks inició en Dublín, Irlanda, después de que los hermanos Daniel y Killian O´Kelly, influenciados por la banda The Strokes, decidieran comenzar un proyecto musical en Soundcloud, al cual, poco tiempo después, se unirían los demás miembros y también Daniel Fox, bajista de la banda irlandesa Girl Group, como productor musical.
Elegir “Dunkirk” como tema de apertura es un gran acierto, pues parece ser la tarjeta de presentación ideal de la banda. Una de las canciones más sobresalientes del álbum, con un riff de guitarra magnético que aparece casi desde los primeros segundos, para después ser acompañado por la voz de Daniel O´Kelly. Este primer track narra la historia de un hombre que se encuentra atrapado en la monotonía de su vida, casi sedado, en un lugar donde irónicamente, sucedió uno de los hechos más importantes de la Segunda Guerra Mundial.
“Pink Tide” parece ser el complemento de la canción anterior, presentando un estilo muy similar pero que captura la atención en la parte final por el gran trabajo de las guitarras. Continuando con este estilo llega “Drink It Down” la cual se destaca por una letra con una profunda crítica al costo simbólico que paga cada generación, la idea casi olvidada de una responsabilidad social y cuestionamientos sobre el concepto de la pureza del alma del ser humano.
Cerrando el primer bloque se puede oír “Fad´ 95” la cual recuerda al género new age y presenta una dedicatoria hacia los políticos vacíos que buscan aferrarse al poder, pretendiendo ser parte de la modernidad, una realidad que parece ser universal.
En “Dud” un sonido de alerta, parecido a una ambulancia, resuena durante 30 segundos, de pronto, el sonido se desvanece y da paso a “Klub Silberrücken”, el punto medio del disco, y no solo en cuestión numérica, sino también porque las voces de O´Kelly y Hanson se balancean perfectamente y muestra un punto de equilibrio entre los géneros presentes a lo largo del disco.
De la nada, comienza un sonido parecido a un cuenco tibetano casi ensordecedor, que parece servir de transición entre la canción anterior y “Just in the band”, que presenta un sonido similar pero esta vez emitido por el amplificador de la guitarra. Aquí la letra gira en torno a la vida de una figura pública y como todos los aspectos de una persona terminan siendo condensados o estereotipados por los demás, resonando la frase: “It´s that blood? He´s just in the band”.
Con “Grining At The Lid” y “Muted Gold” la banda hace referencias a callarse ciertas cosas y estar bajo el escrutinio de la opinión de las personas constantemente, en “Muted Gold” sobresale en especial el sonido folk con inclinaciones hacia el afrobeat casi al final del tema, además de ser una de las pocas piezas en las que la voz de Emma se combina con la de Daniel.
En “Up The Nurses” la bajista, Emma Hanson, se apodera de la canción dándole un toque de dream pop gracias a su voz, acompañado de un video con estética futurista, la letra parece ser una declaración de amor poco convencional pero realista, donde los defectos de la otra persona son aceptados y los propios también son expuestos.
El tercer y último interludio “Madra Uisce” es posiblemente uno de los mejores tracks del disco, con una duración de sólo minuto y medio muestra un estilo que podría traer a la mente a Johnny Cash, y sirve para cambiar el tono que “Up The Nurses” dejó anteriormente.
Para cerrar, “Last Orders” regresa al estilo que oímos previamente en “Dunkirk”, con una letra que aborda la idea de volver a lugares de tu pasado, pero no desde la melancolía sino con deseos de dejar tras un mal recuerdo.
Si bien, un disco de 13 canciones con una duración de 30 minutos puede sonar contradictorio, todo toma sentido cuando notamos la interesante estructura que presenta. A través de 3 piezas sin ningún tipo de acompañamiento vocal, nos introducen en bloques de canciones con estilos similares o que marcan un paréntesis en el estilo del álbum.
Con fuertes y notorias influencias de Girl Group, Franz Ferdinand, Bob Dylan y, por supuesto, The Strokes, Silverbacks, muestra una gran habilidad al crear riffs, haciendo lucir el bajo y las tres guitarras con las que cuentan, que recuerdan justo al rock alternativo de los 2000. Convirtiendo a las canciones con aportaciones vocales de Hanson, las que denotan más dinamismo, así como un sonido y estética más experimental.
