Una fusión envolvente y magnética que replantea el jazz clásico de la mano de Oscar Jerome y su álbum debut, Breathe Deep.
El jazz, un género que parecía estar relegado hace tiempo, brillando con aquellas piezas de los años cincuenta que están grabadas en la memoria colectiva, experimenta una oleada de nuevos talentos que parecen inyectarle vida gracias a la intervención de varios géneros.
Ahora, Reino Unido se presenta como el escenario y cuna de varios exponentes del jazz y de allí, precisamente, emerge Oscar Jerome, egresado del Trinity Laban Conservatoire of Music and Dance, quien ha sabido ejecutar el Nu Jazz como pocos.
El instrumental introductorio, «Searching For Aliens», con la guitarra como punto central, parece encargarse de transportar suavemente al escucha del silencio hasta el riff de «Sun For Someone», que demuestra desde un inicio el estilo que Jerome plantea en el disco, con una letra crítica que repite: «el sol siempre vendrá para alguien, pero no brillará para todos».
En el videoclip que acompaña esta canción se puede ver a los dos bailarines, Mukeni Nel y Antoine Sturge, rodeados por personas con cabezas de animales, los cuales inertes, parecen acercarnos más a los simbolismos que el jazzista quiso mostrar para hablar del daño al planeta y el futuro de la humanidad.
«Give Back What You Stole From Me» destaca por el sonido del saxofón, el cual logra amalgamar con el rap que predomina en la voz, siendo rematado con una letra que deja en claro una postura en contra de un sistema que se alimenta de los pequeños trabajadores.
A través de «Your Saint» el soul gana terreno a lado del rapero, Brother Portrait, con una trompeta y batería que marcan el estilo de la canción, además de frases difíciles de olvidar, como: «la esperanza se ha vuelto un infierno para mí». Haciendo alusión a aquello que miles de migrantes atraviesan en la búsqueda de una vida mejor.
La segunda pieza instrumental, «what’s up buttercup», vuelve a centrarse en la guitarra, pero esta vez acompañada de una voz distorsionada que lentamente se esfuma, dando paso a «Gravitate» en el cual las cuerdas destacan de entre los sintetizadores y percusiones, además de contar con un ritmo que parece hacer uso de la síncopa, característica del género jazz.
Posteriormente llega «Fkn Happy Days ‘N’ That», instrumental de cinco minutos y medio que muestra la influencia del trabajo de Jerome en Kokoroko, banda en la que funge como guitarrista y que se caracteriza por tener matices de afrobeat en las que las percusiones toman un papel fundamental.
La segunda colaboración del disco, esta vez con la cantante Lianne La Havas, deja que las voces tomen el escenario principal con un instrumental poco cargado, que refleja los roles que cumplimos en la vida y el ciclo que estos simbolizan. Reflejarse en aquel que lo protegió parece ser una alegoría al papel de sus padres en la vida del cantautor.
El último instrumental, «draggin’ my» se acerca al estilo R&B y vuelve a tomar como eje el sonido de la guitarra acompañada de una voz distorsionada, pero en esta ocasión con un ritmo más dinámico, que también acompaña a «Joy Is You», una balada que cambia el tono que las letras anteriores habían propuesto. Esta canción fue escrita después de que naciera el sobrino de Jerome, y puede notarse que refleja ternura, inocencia y un profundo cariño hacia una nueva vida que despierta alegría e introspección.
Este álbum es la manera perfecta de abordar un género como el jazz, disfrutable para los amantes de lo tradicional sin perder la efervescencia de la modernidad, con once piezas que muestran transiciones suaves y técnica digna de ser escuchada más de una vez. Además, presenta grandes propuestas artísticas para la realización de los videoclips que acompañan algunas de las canciones.