Alfredo Marrón presenta su ópera prima de ficción, Todo en juego, con la que busca hacerse un espacio dentro del cine nacional. El ahora director, cuenta con más de veinte años de experiencia en dirección y producción de contenidos audiovisuales, ha trabajado como productor y director de series de Canal Once como El Diván de Valentina, Soy tu fan y XY. Su debut como director de cine se lo debe al largometraje documental Celso Piña, el rebelde del acordeón (2012).
Todo en juego narra la historia de Ismael (Emanuel Torres), un niño de trece años fanático del beisbol que vive en la costa de Menzunte, Oaxaca. En el año 1989 se sitúa la historia de nuestro protagonista, quien sueña con ser un gran beisbolista, sin embargo, sus problemas con el asma se lo impiden. Al mismo tiempo, vive enamorado de Laura (Ruth Escamilla), una chica del pueblo que luego de ser vista desnuda a lado de sus dos hermanas, es acusada de ser bruja y estar poseída por el diablo.
Este suceso despierta una curiosidad inmensa en Ismael y su amigo Rubén por ver los cuerpos desnudos de estas mujeres. En consecuencia, los dos amigos deciden espiar la casa de las hermanas pero Rubén, al ser descubierto por una de ellas, se acobarda al último minuto y deja solo a Ismael, quien es testigo de un crimen que más adelante lo confrontara con Bernabé (Luis Alberti), el villano de la historia.
Una de los elementos que nutre mucho a la película es la selección del reparto. Emanuel Torres hace una buena interpretación y, al ser el protagonista de la historia, lleva a buen puerto su papel. Luis Alberti demuestra todo su talento como actor interpretando al villano de la película y nos deja claro que es una estrella en ascenso con interpretaciones como esta y en películas como Eisenstein en Guanajuato (2015) y Mano de Obra (2019). En papeles secundarios tenemos a actores de primer nivel como Mónica del Carmen y Dagoberto Gama, ambos interpretando a los padres de Ismael (Emanuel Torres), Mercedes Hernández tiene una aparición breve pero crucial en la película, quien recientemente ganó el premio a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Morelia por Sin Señas Particulares (2020).
Sin duda, el manejo de la fotografía a cargo de César Gutiérrez Miranda es de las cosas más positivas de la cinta, un cinefotógrafo que ya ha estado involucrado en grandes proyectos como Historia de un crimen, Colmenares (2019), La negrada (2018) y Yo necesito amor (2019), estas dos últimas le valieron dos nominaciones a Mejor Fotografía en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara en 2018 y 2019 respectivamente. Las mañanas soleadas con el reflejo del sol en los mares de la costa de Oaxaca son protagonistas de la puesta en escena de la película; las puestas de sol confirman este suceso. En contraste, podemos ver los tonos azulados cuando cae la noche en la localidad y los marcos de la naturaleza hacen un perfecto escenario en la fotografía de la cinta.
Una parte fundamental en la narración de la historia es cuando aumentan las pulsaciones del protagonista, haciendo evidente su condición médica, e intensifica el miedo que siente al escuchar el silbido imponente de Bernabé. Esta secuencia, que se repite a lo largo de la película, le da una forma de narración bastante rica a la historia.
La trama de la película no es ninguna novedad, podemos ver a nuestro protagonista con el típico camino del héroe para vencer sus miedos y llenarse de gloria. El clímax de la película parece caricaturesco y predecible en algunas partes, sin embargo, no impide que la película, escrita por la guionista María Diego Hernández, tenga un buen cierre. Y aunque hemos visto películas que tienen como centro de atención otros deportes, como el futbol en Rudo y Cursi (2008), hay muy pocas cintas mexicanas con el llamado «rey de los deportes» como protagonista.
También resulta interesante ver el folclor de la población mexicana plasmado en este largometraje, desde los remedios caseros que utiliza la madre de Ismael para curar la enfermedad respiratoria de su hijo, hasta el hecho de inculpar a unas mujeres de ser brujas por verlas en un comportamiento fuera de lo normal. La película retrata, a grandes rasgos, el comportamiento de un típico pueblo mexicano que muchas veces está lleno de prejuicios y supersticiones.
