Después de siete años esperando su álbum debut, El Shirota aparece con Tiempos Raros, uno de los mejores discos de rock mexicano de la última década.
Es increíble que hayan pasado más de siete años desde que El Shirota irrumpió en la escena musical de nuestro país con el ritmo distorsionado, crudo y desenfrenado de su primer EP, Chiluca No Es Satélite (2013). Material que además de rescatar y renovar lo mejor del post-punk y el post-hardcore, permitió que la banda viajara por distintas ciudades del país y se presentara en importantes festivales de música.
Desde entonces, El Shirota no ha detenido su potente máquina musical. Y a pesar de que han pasado por algunos cambios dentro de su alineación, por fin, el grupo ha encontrado la estabilidad que tanto necesitaba bajo los hombros de Ignacio Gómez (vocalista y guitarrista), Rubén Anzaldúa (guitarra), David Lemus (bajo) y Gabriel Mendoza (batería).
Aunque el camino ha sido bastante largo para la banda, ahora pueden presumir de tener en sus vitrinas tres EP’s, que al juntarlos, podrían formar fácilmente un LP tan explosivo como adictivo. Y también, un par de sencillos lanzados en 2019, “Carreta Furacao” y “Tarde/Temprano”, donde mostraron una importante evolución musical que se vio complementada con una presentación inolvidable en KEXP.
Ahora, con la confianza y la solvencia necesaria, el cuarteto juntó todos los ingredientes para dar el siguiente paso y publicar, luego de siete años de trayectoria, su primer álbum de estudio, Tiempos Raros. Una obra multifacética que avanza a pasos agigantados con cada tema y que, como todo buen disco, tiene la capacidad de transformarse y de abrir puertas a nuevas habitaciones con cada escucha.
Si en sus obras anteriores sólo había espacio para el caos y la distorsión, en Tiempos Raros la banda construye terreno de sobra para experimentar con nuevos elementos y sacarle todo el jugo a sus instrumentos. El álbum funciona como una especie de tren enorme que nunca detiene su marcha y que no vuelve a pasar por el mismo lugar más de dos veces.
De alguna forma, El Shirota parece haber encontrado el equilibrio perfecto entre dos polos opuestos: crudeza y elegancia. Y lo mejor, es que lo consiguen sin sacrificar un ápice de su esencia y dando rienda suelta a su creatividad, alcanzando por primera vez la cúspide de su sonido; que cada vez se vuelve más limpio, único y desenfrenado. Convirtiendo a Tiempos Raros en el disco ideal para complacer a sus viejos seguidores y para atraer a nuevos oyentes.
Desde «AhtorihS Le», que es el tema inicial del disco y que aparentemente sólo sirve como salida en falso, nos queda claro que Tiempos Raros está lleno de canciones totalmente impredecibles, sin embargo, todas están cuidadosamente conectadas y nunca quedan flotando en medio de la nada. Con «No Sé Todo» y “El Chirota” se abren camino abruptamente gracias a sus guitarras afiladas que por momentos se sienten como si de verdad fueran capaces de atravesar cualquier tipo de superficie.
Los sencillos “Más De Una Vez”, “La Ciudad” y “A Dónde Voy” son los que mejor demuestran la madurez que han cosechado en estos últimos años. Juntos se convierten en piezas de un mismo rompecabezas y todos aportan elementos nuevos al álbum, pues además de ser ideales para musicalizar cualquier verano caluroso y excitante, son temas memorables que, ya sea por sus coros sencillos y pegadizos o por su potencia y singular sonido, apuntan a convertirse en verdaderos himnos del rock latino.
Sin duda, el clímax de todo el viaje llega con «RTL», una canción instrumental apoteósica de más de doce minutos de duración. Está tan cuidadosamente elaborada que el resultado final nos regala un cóctel exquisito y definitivo con lo mejor de la banda. De más está decir que esta oda a la experimentación es el track más ambicioso en toda su carrera.
Por supuesto, también hay lugar para canciones más suaves como “¿Cuánto Falta?”, que incluso inicia con un nostálgico e inesperado acorde de guitarra acústica, instrumento que contrarresta, para bien, con toda la fragancia desenfrenada que está presente en buena parte de la obra.
Talento y pasión son las dos virtudes principales que están intrínsecas en el álbum. Y todos sabemos que cuando estos dos elementos se unen nada puede salir mal. Tiempos Raros es la graduación de una banda que hace poco más de cinco años sólo tocaba en pequeños lugares de la Ciudad de México. Ahora se ha convertido en uno de los proyectos más enriquecedores de la escena nacional, cuyo potencial y alcance es incalculable.
Han sido años de arduo trabajo y experimentación, sin embargo, por fin ha llegado el momento. Oficialmente, El Shirota es el presente y el futuro del rock mexicano.