El Batallón de San Patricio: Los héroes sin patria

Muchas veces hemos escuchado relatos de héroes que marcaron la historía con un gran reenombre, pero hoy tendremos el honor de conocer al Batallón de San Patricio o a los inmigrantes que defendieron México.

Corría el año de 1845, Irlanda atravesaba por una terrible hambruna que se cobró la vida de más de un millón de personas, ya que escaseaba la principal fuente de alimento en la isla; la patata (tubérculo originario de América del Sur). La cosecha de 1845 fue destruida a causa de un hongo y se llevó consigo muchos alimentos más, como el jitomate y la lechuga.

Fué entonces que la población, desesperada por salir de la miseria  emigró a los Estados Unidos de América en busca de nuevas oportunidades. Y durante los años de 1846 y 1847, hubo grandes movimientos migratorios hacia el país emergente de norteamérica. Los primeros años no fueron nada fáciles para los migrantes del viejo continente, ya que sufrían de discriminación y rezago por parte de los ciudadanos estadounidenses, además de que existía un fuerte descontento social porque se pensaba que los irlandeses le quitarían el empleo a los ciudadanos norteamericanos.

México tampoco pasaba por una época de prosperidad, lejos de ser una nación emergente, apenas y se podía sostener solo. Guerras y conflictos internos azotaban al país; así como pésimas administraciones por parte de los políticos y una corrupción desenfrenada. Por esos mismos años, la guerra contra los Estados Unidos era de esperarse para el gobierno mexicano, ya que unos años atrás se había efectuado una guerra de independencia con el estado de Texas y tras una serie de excusas cobardes y desargumentadas, los norteamericanos le declararon la guerra a la recién creada república mexicana, iniciando fuego un 13 de septiembre de 1846.

El Batallón de San Patricio: Los héroes sin patria
Intervención estadounidense en México

El conflicto avanzaba cada vez más y, lejos de conseguir la paz, incrementaban las tensiones. El congreso estadounidense no estaba a favor de la guerra ni de las políticas del presidente James. K. Polk y deseaba recuperar la paz con su país vecino, sin embargo, las diferencias entre los presidentes de ambos gobiernos cesó dicha oferta. El ejército norteamericano se componía por una mayoría de soldados de origen irlandés, polaco y prusiano y la mayoría de ellos recibían tratos deplorables dentro del mismo ejército, causando deserciones y bajas en considerable número. 

Aquí es donde entra en escena el Batallón de San Patricio, liderado por un ex teniente del ejército norteamericano, John O’Reilly (inmigrante irlandés), el batallón que se conformó por aproximadamente mil soldados irlandeses, cansados de la situación de rezago y discriminación por parte de los norteamericanos. Fue el 21 de septiembre de 1846 cuando entraron por primera vez en combate durante la Batalla de Monterrey y demostraron su lealtad al pueblo de México, luchando con feroz valentía contra el ejército que alguna vez les abrió las puertas. 

El batallón de San Patricio defendió exitosamente La Ciudadela y el puerto de Angostura, donde se ganó la condecoración Cruz de honor de la Angostura, por orden personal del mismísimo Antonio López de Santa Anna. Como unidad de infantería, lograron participar en varias batallas mas, como la Batalla del Cerro Gordo y Churubusco, combatiendo de la mano con la infantería mexicana.

El Batallón de San Patricio: Los héroes sin patria
Bandera del Batallón de San Patricio

Las cosas dejaron de tornarse color de rosa a partir de 1848 cuando México perdía la guerra contra su vecino, pues a pesar de los esfuerzos y la valentía de los mexicanos, el enemigo era mucho más grande y estaba mejor equipado, sin contar la falta de provisiones y munición del ejército mexicano. La guerra llegó a su fin con la toma de la Ciudad de México y la rendición del gobierno mexicano. El Batallón de San Patricio fue tomado preso por los vencedores, dándoles duras represalias por desertar del ejército estadounidense y causar considerables bajas del mismo.

El 9 de septiembre de 1847, en el pueblo de San Ángel, ejecutaron a 16 soldados, el 10 de septiembre, se ejecutaron otros cuatro, en el pueblo de Mixcoac y finalmente, el 13 de septiembre, se ejecutaron a 31 soldados, en Chapultepec, por orden del General, Winfield Scott, justo en el momento preciso donde se cambió la bandera de México por la de Estados Unidos en lo alto del Castillo de Chapultepec. Los soldados irlandeses que sobrevivieron a la guerra desaparecieron sin dejar rastro, y John O’Reilly murió en agosto de 1850, siendo enterrado en Veracruz el 31 de agosto y sus restos permanecen ahí hasta nuestros días.

Actualmente existen epitafios, homenajes y monumentos dedicados a dichos soldados que decidieron dejarlo todo para combatir con el pueblo mexicano. Los más significativos se encuentran en la Colonia San Ángel de la Ciudad de México y en la Cámara de Diputados, siendo un monumento a los soldados que perdieron la vida y algunas inscripciones en oro al lado de otros héroes mexicanos respectivamente.

El Batallón de San Patricio: Los héroes sin patria
Placa conmemorativa del Batallón de San Patricio en la Plaza de San Jacinto, San Ángel, CDMX (Foto: Diagonal Periodico)