Gracias a su estilo cinematográfico enfocado en el tiempo, la soledad y el erotismo, Tsai Ming-liang es un cineasta que ha marcado época en el séptimo arte.
Tsai Ming-liang nació en Malasia en 1957, es unos de los principales precursores de la segunda ola de directores de cine taiwanés y con su filmografía ha llegado a los principales festivales de cine del mundo, ganando el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia por su segundo largometraje, Vive L’Amour (1994).
La cinta Days (2020) fue la obra cumbre de la retrospectiva que el FICUNAM preparó para su décima primera edición en colaboración con MUBI. La película expresa la transitoriedad de la soledad de dos personas, cuando de pronto un encuentro une a estas dos almas perdidas en el aislamiento para vivir el calor de su compañía. Además de ser su película más reciente, Days es relevante porque explora dos temas importantes de su filmografía: el aislamiento y el sentimiento de soledad entre los jóvenes y las personas mayores.
El erotismo también es otro de los temas centrales en sus películas, desde su ópera prima, Rebels of the Neon God (1992), hasta Days, Tsai Ming-liang ha mantenido un ambiente erotico y sensual sin caer en el morbo. Precisamente esta forma de abordar y reflejar la sexualidad hace del sexo una forma de arte y no una simple herramienta de su narrativa.
El rigor de los personajes de Tsai Ming-liang es preciso, no inventa las emociones de sus actores, simplemente las transmite de una manera pura y real muy pocas veces vista en el séptimo arte. Lee Kang-Sheng es el actor de cabecera del director taiwanés, esta dupla está acostumbrada a una rigurosidad extrema y lo demuestran en cada una de sus colaboraciones, en las que destaco cintas como Days, The River (1997), Strays Dogs (2013), Vive L’Amour y Goodbye, Dragon Inn (2003).
Los lugares ayudan a sacar las emociones de los personajes y juegan un papel importante en sus películas, ya que representan un lugar especial para el director, por ejemplo, el cine espectacular de más de mil butacas en Goodbye, Dragon Inn, era un lugar que Tsai visitaba frecuentemente, y esto mismo ocurre con otras locaciones de sus filmes. De esta forma, los espacios se convierten en un personaje más de sus historias.
Retratar la realidad es una de las características principales de su cine, es decir, retratar aquellas situaciones que no tienen un significado en específico para el espectador y que muchos directores pasan de largo por ser cosas cotidianas u obvias, sin embargo, para Tsai Ming-liang representan una parte fundamental en la narrativa de sus obras; el largo masaje en Days o el último plano siguiendo los pasos de May Lin en Vive L’Amour son los ejemplos perfectos.
La estructura narrativa es muy distinta a las películas de otros directores, sus cintas son un compendio de factores que se entrelazan en el tiempo de duración de cada toma para suspenderse en el aire. El director habla de los cambios de la vida, pero, como él mismo lo dice, «para eso se necesita tiempo» y por eso se toma todo lo que cree conveniente en cada escena. Para Tsai Ming-liang da igual si una escena dura diez o treinta minutos; el limbo aparece como principal actor en sus escenas cargadas de emociones. El espectador interpreta las cargas emocionales de los actores sin diálogos prolongados. Es un cine que requiere paciencia, pero una vez que rebasas esa barrera lograrás una comunión con la película y su filmografía.
Liao Pen-Jung es el cinefotógrafo predilecto de Tsai, posiblemente sin este elemento en su equipo de trabajo no podríamos concebir de la misma forma sus películas. El director de origen malayo ve la vida como una constante repetición de lo que va aconteciendo en la vida misma, el transcurso del tiempo importa en cada plano pintoresco, por medio de su cine plasma, de manera magistral, la capacidad de observar un momento como si se tratara de una pintura o una fotografía fija.
El montaje también es una parte fundamental de su estilo estético, al no tener diálogos prolongados el director trata de transmitir las emociones mediante expresiones faciales, movimientos de cámara o simplemente un guion lleno de paciencia. Cada plano filmado se toma su tiempo para transmitir el sentimiento que quiere el autor, como una simple reverencia en What Time Is It Over There? (2001).
Los sonidos ambientales logran una armonía fundamental con cada uno de sus filmes, es la consecuencia de no tener grandes diálogos entre sus personajes, pero sí una ruta predeterminada para transmitir el mensaje deseado. Mediante estos sonidos podemos identificar las emociones de cada toma en particular y sentir su significado.
Las películas clásicas seleccionadas a mano por Tsai Ming-liang, que estuvieron disponibles en MUBI, fueron la evidencia de que estamos frente a un director cinéfilo en toda la extensión de la palabra. Desde la nouvelle vague, de François Truffaut, hasta la pasión de Krzysztof Kieślowski, marcan su estilo y son la inspiración para nuevas generaciones de cineastas.
La retrospectiva de Tsai Ming-liang en la décima primera edición del FICUNAM acabó, pero su obra sigue ahí afuera para quienes están interesados en conocer más sobre el cine de este director; un cine que, mediante largos planos, es capaz de retratar la vida solitaria de una persona normal.